Por
David Beltrán
Opinión
Hemos llegado a un punto donde los tejidos de los estándares éticos y legales que deben representase con sentencias o resoluciones, de un poder judicial funcional, justo e imparcial, se pondrán mas allá de la mesa de la opinión pública.
Donde los reflectores se dirigen sobre la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ahora que no está en manos de un ministro pro-4T.
Siendo directamente y exclusivamente responsabilidad de sus jueces y ministros la última palabra; todo por la llamada, competencia e independencia.
Estos hombres y mujeres al igual que los consejeros del INE, al final va mas allá de la representación del pueblo mexicano, del respaldo popular que elige a sus representantes y líderes, a quienes se les encomienda la tarea de dirigir al gobierno.
Estos órganos, ramas o instituciones, se podría decir, que depende exclusivamente de la confianza y la fe de las personas, que deben creer que su comportamiento, relaciones públicas, políticas y sus decisiones, son competentes, legítimas e independientes.
Sin importar toda prueba o evidencias, de lo que ocurría en el país y de la corrupción que llego a estar en el gobierno y sus representantes, estás ramas u órganos, debemos creer que son impermeables e inalcanzable a toda corrupción; como exige el pensamiento conservador, por el bien del orden y el control, no debemos poner en tela de juicio su integridad y su estructura.
Que por cierto, se oyen en los mormullos de las sombras, que fuera de las salas del tribunal, los hijos o nietos y hasta novias(os) de los hombres y mujeres que sirven y atienden en los tribunales, mes con mes, visitan los bancos para retirar el pago por el servicio prestado.
Parece ser que la clave para capturar a estos corruptos, son los hilos más insignificante e improbables que nos lleven a encontrar el tesoro de joyas y monedas de oro y plata enterradas; porque se dice, que los billetes no duran para siempre y no siempre te pagan con terrenos y casas.
Es así, como llega la nueva ministra presidenta Norma Piña, en medio de esa lucha o batalla entre la mentalidad conservadora y la 4 transformación.
Inmediatamente uno podía pensar que Norma Piña quedaba como el punto intermedio de esta batalla o contienda; lamentable y como fue propuesta por el PRI, se convirtió en la nueva imagen de los enemigos y adversarios de la 4T (va por México, si por México, la Sociedad civil y el frente cívico).
Con la bandera de que, tomaron el control de la SCJN, la esencia de los gobiernos opositores, esos gobiernos del PRI y PAN; se reflejará con la intervención, manipulación y presión que la nueva ministra puede hacer con el lugar y responsabilidad que tomo.
Entonces al final de cada día, la pregunta será, que es lo que representara está SCJN encabezada por una ministra anti-4T.
Serán más las resoluciones o sentencias que parecen que están protegiendo la impunidad y la corrupción.
Serán más los jueces, quienes les arrebataran la justicia de las manos, a miles o millones de mexicanos.
Serán más los ministros, que interpretan a la justicia como el simple sentimiento, sensación o concepto que surge al final de la contienda legal, por aquellos que han ganado o por aquellos que han perdido.
Será que la ley quedara mas a merced de los manipuladores y amos de la palabra, que borrarán y estiran las líneas del derecho al punto que todo acto podría ser considerado como algo legal.
Será que cada día, ese poder e independencia, se volverá insostenible para la opinión pública y como lo fue con los gobiernos del PAN y el PRI; nos provocarán el deseo de cambiar las cosas.
Sera que ahora entenderán los conservadores que el alterar el destino tiene peores consecuencias para ellos y su futuro.
Sera la ministra NORMA PIÑA, el nuevo rostro e imagen de los adversarios y enemigos de la cuarta transformación y tal vez sea esta la antesala o preámbulo de la implementación, significativa y motivada desde la opinión pública, el deseo y la voluntad de una Reforma al poder judicial.
Que por primera vez, los haga rendir cuentas y reconozcan las faltas y los abusos, al igual que la corrupción que impera en su estructura.
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