Por
David Beltrán
Opinión
En este punto de la historia el INE se convirtió en un órgano del gobierno que está infectado y no por el virus que tanto dolor y sufrimiento a ocasionado a nuestras vidas y a la economía global, como el es el covid-19.
Creo que todo mexicano a tratado con esta situación en su vida personal, laboral o familiar, con alguien que es difícil de tratar, a veces incongruente y soberbio, con un comportamiento venenoso o de confrontación y que deliberadamente ignora lo que ocurre a su alrededor y las necesidades o circunstancias que le rodean, que siempre quiere hacer las cosas como ellos quieren y no siguen instrucciones o las reglas.
Que siempre está rodeado de ese grupito de amigos que actúan o figuran por ser iguales entre ellos, esa camarilla que le gusta hablar mal de un compañero, de la empresa o del trabajo.
La ironía de lo antes mencionado, es que la oposición diría que es así el gobierno actual y que el INE representa la RESISTENCIA a un gobierno tóxico.
La RESISTENCIA a un partido y una estructura de gobierno que representa el Presidente Andrés Manuel López Obrador, donde el INE a reclamado inapropiadamente que ellos son autónomos.
Como si eso significará que están por encima de todo, hasta de esa popular aprobación y confianza que tiene el gobierno que encabeza el presidente.
Cómo podría sobrevivir la democracia sin el respaldo del pueblo y es precisamente lo que el INE confronta, que más allá de necesitar al pueblo, requiere de DINERO para que está se logré.
El costo “toxico” que el INE cotizan para el proceso y el enorme negocio que representa la revocación de mandato, se ve envuelta en un constante discurso más tóxico y perjudicial lleno de enojo y frustración desde el INE y del señalamiento del gobierno sobre el impacto devastador para el pueblo, que el INE representa para el erario.
Donde se le hace un llamado a pensar en otras dimensiones, en una forma más fácil de hacer su trabajo y menos costosa, que no perjudique la democracia y que está se ajuste a las circunstancias actuales.
Que se alejen de esa idea tóxica que es el DINERO lo que garantizaría la democracia, deben medir y evaluar, que lo único importante es el pueblo y pueda ejercer su voto y que esté se proteja.
Debe ser cortado de raíz los abusos y privilegios de unos cuantos por el beneficio de todos y el INE debería representar eso en sus acciones y resoluciones, previniendo y asegurando en primer lugar el voto del pueblo.
Necesitamos un INE que represente al pueblo.
Para lograr esto creo que el pueblo debe tener el poder de ayudar, vigilar, controlar, fomentar y quitar.
Ya que es el pueblo el que paga si este instituto o órgano de gobierno, es tomado por la corrupción y el crimen organizado.
Donde la opinión y la voluntad del pueblo sean tratada con justicia, dignidad y respeto y sea capas de expresarse y que esté sea el canal para ejecutar o tomar acciones si los funcionarios públicos no representa o cumplen con su función y responsabilidad.
Debería ser este instituto el que promueva los canales de comunicación con procedimiento sencillo y transparente para hacer frente a problemas o decisiones, con consultas, encuestas o foros para que el pueblo se organice y se comunique su insatisfacción.
Respaldado por las fuerzas militares, que su juramento está centrado en defender al pueblo y su libertad y soberanía, como protector de la voluntad de las mayorías.
Los cierto es que en estos momentos el INE no representa ni la mínima expresión del pueblo, de sus necesidades y las circunstancias en las que vive, lo que desea y como lo desea.
Es un instituto centrado a lo político y partidista, donde no existe un solo ciudadano para ofrecer su opinión o su réplica por las decisiones que toman.
Algo que debemos tomar en cuenta para el futuro de México.
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