Por
David Beltrán
Opinión
Cómo sabemos y testificamos, Gertz Manero a sido objeto de mi muchos ataques y señalado de ser parcial, de fabricar delitos y lento en los casos de corrupción y de gran importancia para el país.
Es decir en aquellos casos que han sido señaladas como acciones que abiertamente se observan como alejadas del bien común del pueblo y como una acto de traición.
Donde el deseo del pueblo de escuchar el eco de esas condenas que marquen un momento en la historia de nuestra nación y una fecha donde estas personalidades ilustres de la corrupción o celebridades de la cúpula social y empresarial sin moral y perversa, tengan sus merecida y justa retribución por sus actos.
Acompañado esto con la imagen de un sistema corrupto y la desconfianza de un pueblo que anhela justicia.
Que se transforma en frustración y decepción cuando estos individuos se regocijan de opinar y vivir sin preocupación alguna, como aquel que por su estatus y sus relaciones políticas es libré de toda responsabilidad.
Bien conocida es está verdad, que es usada para buscar desacreditar toda acción y crear inestabilidad en el gobierno actual, que los señalamientos de pactos con el crimen o complicidad con la impunidad.
Son llevados a escena en los medios de comunicación y redes sociales en numerosas veces, por figuras políticas, partidos, columnistas y periodistas, donde han sido acusados muchos funcionarios y órganos de gobierno.
Donde la idea de una persecución política y el abusó de autoridad, se pone sobre la mesa, de un gobierno vengativo y totalitario (dictadura) que intenta acabar con cualquiera que opine diferente y se atreva a cuestionarlo.
Pero dentro de estas acusaciones entramos en un universo que involucra la vida personal y familiar del mismo fiscal.
Donde la perdida de vida de su hermano Federico, como el producto de actos de negligencia, se suma su denuncia y demanda de justicia.
Desnutrido, deshidratado y lejos de toda atención médica, está combinación acompañada de su incapacidad, lo ponía en manos de otros para garantizar su necesidades, fue la indiferencia y el abandono, lo que terminarían con su vida.
Donde la lucha por desenmascarar y sacar a la luz, la cruel verdad y fría realidad.
De manera paralela, las acusaciones de familiares, de injusticia, se centran en la detención de la posible responsable de la muerte de su hermano.
Acompañado por los medios masivos de comunicación tradicionales y redes sociales, se expone como un abusó de autoridad de manos del fiscal y de una justicia selectiva de un conflicto personal.
Donde la autonomía de la fiscalía estaría al servicio de una venganza oscura y perversa, de una historia familiar conflictiva y compleja.
¿Dónde terminara está historia? ¿Dónde empieza la perversión y quienes son los perversos?
Tal vez son las preguntas que solo en el expediente, los testigos, los dictámenes médicos, las pruebas y fotos, se encuentra la verdad.
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