Por
David Beltrán
Opinión
Mucho ya se ha comentado de esa corrupción que se vivía cotidianamente, que llegaron a decir que es tan inevitable como el comer y respirar; que era parte de nuestra cultura y que formaba parte de nuestra política, que la caracterizaban con la frase “el que no transa, no avanza”.
Donde los gobiernos terminaba, con las típicas malas construcciones o incompletas; hasta, la compra de medicamentos caducados o falsos.
De las acusaciones directas de robo y lavado de dinero; hasta, ser parte del crimen organizado.
Esa misma corrupción que imperaba, es la que logró que la reforma presentada por Peña Nieto, que fue promovida por millones de dólares, logrará su aprobación.
Una reforma que lo único que significo, fue el beneficio para empresarios e inversionistas, de empresas americanas, españolas y canadienses, donde muchos de sus políticos y figuras de alto rango figuran como inversionistas.
A llegado tan lejos la hipocresía, que son los mismos corruptos y sus títeres políticos, que ahora exigen que se les respete sus inversiones, aunque esto signifique un abusó, robo o perdida económica para el pueblo mexicano.
Con lo anterior, bastaría para mí, para mandar al carajo a todos los que no sean mexicanos y que no estén a favor de una CFE fuerte y sobre todo, con el control de nuestro sistema eléctrico y claro del Litio.
Es evidente que en los próximos días seremos testigos una vez más de un acto de extrema deslealtad a nuestro país y al pueblo, donde intentarán defender condiciones que son sumamente perjudiciales para el pueblo, sobretodo para su seguridad y su independencia.
La oposición lo intenta encubrir en su llamado hipócrita y su doble moral, alegando que están defendiendo el derecho a un ambiente limpio; que se está dañando el futuro de las energías renovables, hablando del uso de combustibles fósiles o carbón y sobre todo enfatizando las necesidades de las inversiones y los acuerdos que deben ser respetados.
Esa misma oposición que a tratado de sabotear y boicotear los programas y proyectos del gobierno; que a espiado y a pactado al intentar un golpe de estado encubierto; que recibe apoyo económico de gobiernos y extranjeros; que participa en campañas o guerra en contra de su gobierno y su país; todo en la búsqueda en el beneficio político.
Sería demasiado pensar que la oposición terminara haciendo lo contrario a lo que se espera de ellos; o que en su caso, que ellos tratarían de subsanar el mal que han hecho.
Por eso, es el llamado de rebeldía que se les pide; el llamado de patriotismo.
Al no poder identificarse con el grupo político al que pertenecen y que están en desacuerdo con sus líderes y sus imposiciones.
Irónicamente la misma oposición usa el término “traidor” para referirse aquellos que voten a favor de la reforma; como un acto que defrauda al grupo que pertenecen, como si fuera una familia o un alianza de amigos que siempre actuan y responden a sus planes e intereses.
Más allá de la "traición" a los deberes e intereses públicos que figuran en su juramento prescrito al tomar su responsabilidad; como la máxima traición que se puede cometer contra el pueblo y que amerita la peor de las condenas, siendo los “judas” que entregaron a México.
Creo que el acto TRAIDOR en la OPOSICIÓN está en su misma ideología política, que ahora la representan con su “va por México” esa unión de los simulados “rivales” que ahora forma una "alianza" con empresarios y gobiernos que buscan imponer sobre nuestro futuro, condiciones que nos lleven a ser usados para el beneficio de otros pueblos y sus economías.
El término “traidor” ha dejado de ser un término que podría representar el mal que estos partidos políticos PAN, PRI, PRD, MC, representan para el futuro de nuestra historia.
Más allá de la corrupción que siempre representan y que caracteriza el mal inevitable dentro de sus filas.
Ese es el gran peligro que está en juego y que me preocupa, el que no podríamos deshacer lo que la corrupción impuso sobre todos los mexicanos y que esa misma corrupción que imperaba, está todavía en ese lugar que les alimenta la esperanza de que en un futuro ellos podrán regresar.
Es claro que en este punto la reforma eléctrica tiene la mínima posibilidad de ser aprobada y posiblemente en la votación, la oposición logre su objetivo, enterrar esa amenaza que significa la reforma y así logren proteger las condiciones que fueron plasmadas en esa reforma que se aprobó con peña Nieto.
Algo que debemos tener siempre presente y que motive el no dejar de luchar por nuestro México.
El que no se apruebe, no es una derrota, es una ventana, una ventaja y una oportunidad que debemos aprovechar.
Para hacernos más fuertes.
www.laencrucijada2020.blogspot.com
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