La muerte, siempre han llegado a ser la gran contradicción de la vida, para México la muerte es más que el fin de un ser amado, esa muerte que trasciende y que nutre a la vida, por contradictorio que parezca, en México el coexistir con la muerte se representa con armonía y con frecuencia se exhibe con respeto.
De ese pueblo que por tradición es reconocido por celebrar, con una ruidosa fiesta a los muertos.
Del significado que cobra está nueva enfermedad, ese filo cortante entre la vida y la muerte, algo que exige sobre todo nuestra responsabilidad y sólo en ella podremos encontrar la respuesta, al enfrentarla y al resolver este problema.
En esta nueva normalidad, surge el preguntarnos, si la muerte es el producto del abandono de la responsabilidad de uno mismo, o es producto del descuido de los demás.
He notado que algunas personas parecen evitar la realidad, manifestando la gran mentira que es esta enfermedad.
También escuché que se bromeaba diciendo que la sociedad se ha cansado de portarse bien, y por eso decidieron que, la madre naturaleza haga su trabajo, ignorando todas las recomendaciones.
Desafortunadamente algunos parecen funcionar de esa manera.
Hemos tenido que hacer lo necesario para protegernos y proteger a nuestros seres amados, tratando de cumplir con el compromiso de preservar la vida.
Si dejar de mencionar a los que están atendiendo y cuidan a los enfermos, sin importar el cansancio, el agotamiento y el descuido sobre ellos mismos y el riesgo de perder la vida, los que han de servir de ejemplo de la formación de la definición del: heroísmo, valor, o de una genuina expresión de la ética profesional.
Cuando piensas en esa actitud de querer servir a los demás y no a sí mismos, poner a los otros por encima de su propia vida, debemos hablar de ese pueblo, que, a pesar de la amenaza de perder la vida, debe salir a ganarse el pan de cada día y muchas veces por aquellos que aún no pueden.
No se cuál será el destino de la humanidad, pero no debemos permitir actuar con tal crueldad, de lo que significa, el contar a los muertos y no debemos ser tan indiferentes y contar a los que siguen vivos, buscando el número que defina el triunfo o la derrota de esta enfermedad.
De los que están campaña y que con sus colores nos aseguran, ser la respuesta a esta enfermedad y la solución de la economía familiar.
Debemos estar seguros de algo, juntos saldremos adelante, a pesar de circunstancias económicas, de las desigualdades sociales, de las condiciones físicas personales, y no debemos olvidar a quienes protegemos y amamos.
Debemos mantenernos unidos, y proteger a nuestra sociedad, y cuando la cura a esta enfermedad, este en manos de toda la humanidad, podremos seguir adelante, con el recuerdo de esas vidas que se perdieron en el camino, que ahora sentimos que nos pertenecen a todos.
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